Madrid, again, one last time.

diciembre 2, 2010

Hace ya un tiempo me puse la pistola sobre los labios y empecé un viaje hacia lo más oscuro de mi ser, al verdadero averno, aquel que solamente puede emanar de lo más terrible del universo; la culpa. Ordené mis miedos en ministerios y los deje mandar en una tiranía de lo peor de mi misma. Dictadura del esperpento.

El tiempo fue el único que creyó en mi, el único que no cerro los puños y me destrozó el rostro, el único aliado del demente.

Y en su seno encontré la belleza absoluta.

En su seno me pude volver a ver al espejo sin despertar el instinto asesino, conseguí entenderme sin la necesidad de darle al botón de los misiles. Ya no más guerra fría  entre mis piernas, rociándome la cien,  implotandome el corazón.

La suerte y el destino me empujan a seguir donde me perdí, a salir de esta cárcel y continuar con la partida, tiraré estos dados de mil caras, girare la ruleta. Un, dos, tres. Voy corriendo tras la  circunferencia fátua que me lanzó a la locura. Misma pistola, misma mano, ahora abramos la boca, sintamos el metal entrando, y es entonces cuando se nos abren los ojos hacia el cielo y  la luz explota  en miles de universos capturados.  Hoy el pulso es firme, sé perfectamente a quien apuntar y de quien defenderme, sé cual es el precio por fallar y el difícil camino de quien  tiene que recogerse los sesos del suelo y volver a metérselos en un orden aparente entre el cráneo ya podrido.

Despertaré otro día más entre tus brazos, eres lo único sagrado.

Las promesas ya no me pesan y el pasado es espuma escupida entre venenos y fiebres astronómicas.

Nueva temporada, nuevos actores de reparto, algunas caras conocidas pero sobretodo una protagonista de rostro derretido y entrañas de acero, curtida por el árido destino de quien se ha odiado siempre más de lo que ha respirado.

El escenario tiene retoques de indiferencia y un aire denso a pesimismo, todo es la tormenta esperada, la catástrofe expectante, y el cielo se ciñe al guión en un plomizo horizonte de fatídicos festejos. La crisis y el invierno señores y señoras, grandes fichajes para este nuevo año, no cambie de canal.

Eres lo único sagrado.

Me  limpio las manos con todo lo que no cambie de piel, con todo lo anacrónico de  este paisaje, me desentiendo del silencio y grito para  mis adentros en un éxtasis nuevo y despampanante que solamente escuchas tú y solamente a ti te canta. Ya no digo más, ahora muevo los hombros al ritmo de Los Saicos y soy un poquito feliz y pienso en que ya basta de tanta tontería sentimental barata, que me cansé de mis lloriqueos seudo existencialistas y que voy a volver a escribir sobre cosas ajenas de gran interés y profunda diversión.

Next week on lost hehehe.